Saladino
Con esta victoria los reinos cristianos quedaban a merced de Saladino, que empezó a conquistar todas las plazas fuertes cristianas, como Acre, Jaffa o Ascalón, liberando más de 20.000 esclavos musulmanes y sometiendo a la esclavitud a casi 100.000 cristianos. Los únicos que aguantaron fueron los grandes castillos, como Belfort o Toron y Tiro, pero Saladino rápidamente pasó a centrarse en el asedio de Jerusalén, donde empezó a lanzar ataques usando catapultas, el temible fuego griego, hasta que al cabo de diez días sus zapadores consiguieron abrir una brecha en las murallas, quedando la ciudad a merced de Saladino. El representante de la ciudad fue enviado a parlamentar para negociar la rendición de la ciudad, que concluyó con el abandonó de la ciudad por parte de los cristianos que pudieron pagar un rescate, aunque los que carecían de medios fueron tratados con respecto.
Al enterarse de estas trágicas noticias, el Papa Gregorio VIII llamó a Europa a las armas para recuperar el Santo Sepulcro. La respuesta fue masiva, destacando los reyes Federico I del Sacro Imperio Romano Germánico, el rey francés Felipe II Augusto y el monarca inglés Ricardo I Corazón de León. El emperador Federico decidió iniciar su viaje por tierra, mientras que Ricardo y Felipe los iniciaron por mar con el objetivo de ayudar a Guido de Lusignan, que estaba siendo asediado por Saladino. Federico murió ahogado en un río de Anatolia, con lo que su ejército se disgregó y volvió hacía su país de origen. Pero los ejércitos de Felipe y Ricardo I Corazón de León llegaron con sus ejércitos completos, provocando la retirada de Saladino.
A partir de ese momento Ricardo, que estaba solo ya que Felipe regresó a Francia enemistado con él, empezó a conquistar todas las plazas fuertes hasta que se pudo dirigir hacia Jaffa a través de la costa. Al poco la caballería de Saladino empezó a hostigar su avance, siendo repelida sin muchas bajas por parte de los cruzados. Este acoso continuó durante días hasta que los cruzados consiguieron llegar hasta Haifa donde se instaló un campamento a través del que recibían las provisiones de la flota que avanzaba por la costa. El 7 de septiembre de 1191 el campamento fue levantado y se cruzó el río Racheteille al amanecer, encontrándose con el ejército de Saladino que bloqueaba su avance. Saladino dirigió su ejército hacia el flanco izquierdo del ejército cruzado, lo que provocó que Ricardo organizará su ejército en 5 divisiones. Pese a esta organización, la caballería que era apoyada por lanceros y arqueros continuó atacando, pero Ricardo aguantó sabiendo que las monturas se cansarían. Hacía la media tarde, los caballeros hospitalarios y franceses se lanzaron contra el ala derecha de Saladino, donde estaba formada la caballería. Ante el éxito que tuvo esta maniobra, Ricardo decidió enviar a los templarios, bretones y angevinos a una segunda carga sobre el flanco izquierdo. Saladino viendo que su ejército era sorprendido por el contraataque cruzado se vio obligado a enviar a su guardia personal, pero una vez más los cruzados consiguieron aguantar el empuje y continuaron atacando, provocando la derrota de buena parte de las tropas de Saladino, mientras que el resto se dispersaron por las colinas de Arsuf. Saladino tuvo cerca de 7.000 bajas.
Esta victoria permitió a cruzados alcanzar Jaffa sin oposición en tres días e iniciar la marcha sobre Jerusalén, llegando hasta 20 km. de la ciudad. Pero Ricardo ordenó la retirada hacía Ascalón al comprobar las fuertes defensas de la ciudad, debido a la proximidad del ejército de Saladino en la retaguardia y al mal tiempo que había.
Los cruzados no consiguieron conquistar Jerusalén, pero gracias al armisticio de cinco años que firmaron Saladino y Ricardo, los cruzados tuvieron libre peregrinaje por Jerusalén, aparte de poder reconstruir el reino paleocristiano de la franja palestino-siria, si bien este reino sería más reducido que el primero y mucho más débil a nivel militar y políticamente que el primero, aunque conseguiría aguantar un siglo más. |