Las 48 leyes del poder. Ley 20 NO SE COMPROMETA CON NADIE
Mientras cada una de las partes compita con la otra por la atención de usted, usted parecerá una persona muy influyente y deseable. Logrará acumular más poder que si se hubiese comprometido con uno u otro bando. Para perfeccionar esta táctica, tendrá que mantenerse interiormente libre de ataduras emocionales y ver a quienes lo rodean como escalones en su ascenso a la cima del poder. Usted no puede permitirse el lujo de convertirse en lacayo de ninguna causa.
En medio de la campaña por las elecciones presidenciales de 1968, en los Estados Unidos, Henry Kissinger llamó por teléfono al equipo de Richard Nixon. Kissinger había estado aliado con Nelson Rockefeller, que había procurado, sin éxito, la nominación republicana. Ahora Kissinger ofreció brindar al equipo de Nixon valiosa información secreta sobre las negociaciones de paz con Vietnam que desarrollaban en París. Tenía a uno de sus hombres en el equipo de negociación, que lo mantenía al tanto de las últimas novedades. El equipo de Nixon aceptó de buen grado el ofrecimiento.
Sin embargo, al mismo tiempo Kissinger abordó al candidato demócrata, Hubert Humphrey para ofrecerle su ayuda. La gente de Humphrey le pidió información confidencial sobre Nixon, y Kissinger se la suministró. "Hace años que odio a Nixon" dijo Kissinger a la gente de Humphrey. La verdad era que no le interesaba ni un partido ni el otro. Lo que en realidad quería era lo que obtuvo: la promesa de un puesto de alto nivel en el gabinete, tanto por parte de Nixon como de Humphrey. Quienquiera ganara la elecciones, la carrera de Kissinger estaba asegurada.
Las 48 leyes del poder. Ley 20 NO SE COMPROMETA CON NADIE Nixon y Kissinger
El ganador, por supuesto, fue Nixon, y Kissinger asumió su puesto en el gabinete. Pero, aun así, se cuidó mucho de parecer demasiado un "hombre de Nixon". Cuando Nixon fue reelecto, en 1972, hombres mucho más leales a él que Kissinger fueron despedidos. Kissinger fue también el único alto funcionario de Nixon que logró sobrevivir a la crisis de Watergate y servir en el gobierno del nuevo presidente, Gerald Ford. Manteniendo un poco de distancia, logró prosperar aun en tiempos turbulentos.
Quienes aplican esta estrategia observan un extraño fenómeno: la gente que se apresura a apoyar a otro suele ganar poco respeto a lo largo del proceso, porque su ayuda es fácil de obtener. Los que mantienen cierta distancia, en cambio, se encuentran rodeados por suplicantes; su aire de superioridad es muy poderoso y todos quieren tenerlos de su parte.
Dado que el poder depende en gran medida de las apariencias, usted deberá aprender las estratagemas que potenciarán su imagen. Negarse a comprometerse con una persona o con un grupo determinado es una de dichas tácticas. Cuando usted mantiene una cierta distancia, no genera enojo sino una especie de respeto. De inmediato parece poderoso porque se hace inasible en lugar de sucumbir al grupo o a la relación, como hace la mayoría de la gente. Esta aura de poder crece con el paso del tiempo: a medida que aumenta su fama de independiente, más personas desearán lograr que usted se comprometa con ellas. El deseo es tan contagioso como un virus: si vemos que alguien es deseado por otros, también nosotros solemos encontrarlo deseable.
Las 48 leyes del poder. Ley 20 NO SE COMPROMETA CON NADIE Nixon y Kissinger
En el instante en que usted se compromete con alguien, la magia desaparece. Se convierte en alguien igual a todos. Los demás ensayarán todo tipo de métodos subrepticios para lograr que usted se comprometa. Le harán regalos y lo inundarán de favores, con el objeto de ponerlo en una situación comprometida. Aliente esa atención, pero no se comprometa con nada ni nadie. Acepte los regalos y favores, si quiere, pero mantenga independencia interior. Jamás debe sentirse obligado con nadie.
Sin embargo, recuerde que el objetivo no es rechazar a la gente o dar la impresión de que usted es incapaz de asumir un compromiso. Deberá revolver la olla, despertar interés, seducir a la gente con la posibilidad de poseerlo. Por lo tanto, a veces tendrá que inclinarse hacia ellos... pero nunca demasiado.
No se comprometa con nadie ni con nada, porque ello equivale a ser un esclavo, un esclavo de todos los hombres... Por sobre todo, manténgase libre de compromisos y obligaciones: son los medios que utilizan los de-más para poder dominarlo. Baltasar Gracián
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