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EL ARTE DE LA ESTRATEGIA

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El Arte de la Guerra. Sun Tzu - Sobre las nueve clases de terreno

Estrategias de Oriente > China > El Arte de la Guerra. Sun Tzu


El Arte de la Guerra. Sun Tzu.
Julio C�sar
en las Galias

En el arte de la guerra, Sun Tzu dice: Conforme a las leyes de las operaciones militares, existen nueve clases de terreno. Si intereses locales luchan entre s� en su propio territorio, a �ste se le llama terreno de dispersi�n.

Cuando los soldados est�n apegados a su casa y combaten cerca de su hogar, pueden ser dispersados con facilidad.

Cuando penetras en un territorio ajeno, pero no lo haces en profundidad, a �ste se le llama territorio ligero.

Esto significa que los soldados pueden regresar f�cilmente.

El territorio que puede resultarte ventajoso si lo tomas, y ventajoso al enemigo si es �l quien lo conquista, se llama terreno clave.

Un terreno de lucha inevitable es cualquier enclave defensivo o paso estrat�gico.

Un territorio igualmente accesible para ti y para los dem�s se llama terreno de comunicaci�n.

El territorio que est� rodeado por tres territorios rivales y es el primero en proporcionar libre acceso a �l a todo el mundo se llama terreno de intersecci�n.

El terreno de intersecci�n es aquel en el que convergen las principales v�as de comunicaci�n uni�ndolas entre s�: s� el primero en ocuparlo, y la gente tendr� que ponerse de tu lado. Si lo obtienes, te encuentras seguro; si lo pierdes, corres peligro.

Cuando penetras en profundidad en un territorio ajeno, y dejas detr�s muchas ciudades y pueblos, a este terreno se le llama dif�cil.

Es un terreno del que es dif�cil regresar.

Cuando atraviesas monta�as boscosas, desfiladeros abruptos u otros accidentes dif�ciles de atravesar, a esto se le llama terreno desfavorable.

Cuando el acceso es estrecho y la salida es tortuosa, de manera que una peque�a unidad enemiga puede atacarte, aunque tus tropas sean m�s numerosas, a �ste se le llama terreno cercado.

Si eres capaz de una gran adaptaci�n, puedes atravesar este territorio.

Si s�lo puedes sobrevivir en un territorio luchando con rapidez, y si es f�cil morir si no lo haces, a �ste se le llama terreno mortal.

Las tropas que se encuentran en un terreno mortal est�n en la misma situaci�n que si se encontraran en una barca que se hunde o en una casa ardiendo.

As� pues, no combatas en un terreno de dispersi�n, no te detengas en un terreno ligero, no ataques en un terreno clave (ocupado por el enemigo), no dejes que tus tropas sean divididas en un terreno de comunicaci�n. En terrenos de intersecci�n, establece comunicaciones; en terrenos dif�ciles, entra aprovisionado; en terrenos desfavorables, contin�a marchando; en terrenos cercados, haz planes; en terrenos mortales, lucha.

En un terreno de dispersi�n, los soldados pueden huir. Un terreno ligero es cuando los soldados han penetrado en territorio enemigo, pero todav�a no tienen las espaldas cubiertas: por eso, sus mentes no est�n realmente concentradas y no est�n listos para la batalla. No es ventajoso atacar al enemigo en un terreno clave; lo que es ventajoso es llegar el primero a �l. No debe permitirse que quede aislado el terreno de comunicaci�n, para poder servirse de las rutas de suministros. En terrenos de intersecci�n, estar�s a salvo si estableces alianzas; si las pierdes, te encontrar�s en peligro. En terrenos dif�ciles, entrar aprovisionado significa reunir todo lo necesario para estar all� mucho tiempo. En terrenos desfavorables, ya que no puedes atrincherarte en ello, debes apresurarte a salir. En terrenos cercados, introduce t�cticas sorpresivas.

Si las tropas caen en un terreno mortal, todo el mundo luchar� de manera espont�nea. Por esto se dice: "Sit�a a las tropas en un terreno mortal y sobrevivir�n. "

Los que eran antes considerados como expertos en el arte de la guerra eran capaces de hacer que el enemigo perdiera contacto entre su vanguardia y su retaguardia, la confianza entre las grandes y las peque�as unidades, el inter�s rec�proco par el bienestar de los diferentes rangos, el apoyo mutuo entre gobernantes y gobernados, el alistamiento de soldados y la coherencia de sus ej�rcitos. Estos expertos entraban en acci�n cuando les era ventajoso, y se reten�an en caso contrario.

Introduc�an cambios para confundir al enemigo, atac�ndolos aqu� y all�, aterroriz�ndolos y sembrando en ellos la confusi�n, de tal manera que no les daban tiempo para hacer planes.

Se podr�a preguntar c�mo enfrentarse a fuerzas enemigas numerosas y bien organizadas que se dirigen hacia ti. La respuesta es quitarles en primer lugar algo que aprecien, y despu�s te escuchar�n.

La rapidez de acci�n es el factor esencial de la condici�n de la fuerza militar, aprovech�ndose de los errores de los adversarios, desplaz�ndose por caminos que no esperan y atacando cuando no est�n en guardia.

Esto significa que para aprovecharse de la falta de preparaci�n, de visi�n y de cautela de los adversarios, es necesario actuar con rapidez, y que si dudas, esos errores no te servir�n de nada.

En una invasi�n, por regla general, cuanto m�s se adentran los invasores en el territorio ajeno, m�s fuertes se hacen, hasta el punto de que el gobierno nativo no puede ya expulsarlos.

Escoge campos f�rtiles, y las tropas tendr�n suficiente para comer. Cuida de su salud y evita el cansancio, consolida su energ�a, aumenta su fuerza. Que los movimientos de tus tropas y la preparaci�n de tus planes sean insondables.

Consolida la energ�a m�s entusiasta de tus tropas, ahorra las fuerzas sobrantes, mant�n en secreto tus formaciones y tus planes, permaneciendo insondable para los enemigos, y espera a que se produzca un punto vulnerable para avanzar.

Sit�a a tus tropas en un punto que no tenga salida, de manera que tengan que morir antes de poder escapar. Porque, �ante la posibilidad de la muerte, qu� no estar�n dispuestas a hacer? Los guerreros dan entonces lo mejor de sus fuerzas. Cuando se hallan ante un grave peligro, pierden el miedo. Cuando no hay ning�n sitio a donde ir, permanecen firmes; cuando est�n totalmente implicados en un terreno, se aferran a �l. Si no tienen otra opci�n, luchar�n hasta el final.

Por esta raz�n, los soldados est�n vigilantes sin tener que ser estimulados, se alistan sin tener que ser llamados a filas, son amistosos sin necesidad de promesas, y se puede confiar en ellos sin necesidad de �rdenes.

Esto significa que cuando los combatientes se encuentran en peligro de muerte, sea cual sea su rango, todos tienen el mismo objetivo, y, por lo tanto, est�n alerta sin necesidad de ser estimulados, tienen buena voluntad de manera espont�nea y sin necesidad de recibir �rdenes, y puede confiarse de manera natural en ellos sin promesas ni necesidad de jerarqu�a.

Prohibe los augurios para evitar las dudas, y los soldados nunca te abandonar�n. Si tus soldados no tienen riquezas, no es porque las desde�en. Si no tienen m�s longevidad, no es porque no quieran vivir m�s tiempo. El d�a en que se da la orden de marcha, los soldados lloran.

As� pues, una operaci�n militar preparada con pericia debe ser como una serpiente veloz que contraataca con su cola cuando alguien le ataca por la cabeza, contraataca con la cabeza cuando alguien le ataca por la cola y contraataca con cabeza y cola, cuando alguien le ataca por el medio.

Esta imagen representa el m�todo de una l�nea de batalla que responde velozmente cuando es atacada. Un manual de ocho formaciones cl�sicas de batalla dice: "Haz del frente la retaguardia, haz de la retaguardia el frente, con cuatro cabezas y ocho colas. Haz que la cabeza est� en todas partes, y cuando el enemigo arremeta por el centro, cabeza y cola acudir�n al rescate."

Puede preguntarse la cuesti�n de si es posible hacer que una fuerza militar sea como una serpiente r�pida. La respuesta es afirmativa. Incluso las personas que se tienen antipat�a, encontr�ndose en el mismo barco, se ayudar�n entre s� en caso de peligro de zozobrar.

Es la fuerza de la situaci�n la que hace que esto suceda.

Por esto, no basta con depositar la confianza en caballos atados y ruedas fijadas.

Se atan los caballos para formar una l�nea de combate estable, y se fijan las ruedas para hacer que los carros no se puedan mover. Pero aun as�, esto no es suficientemente seguro ni se puede confiar en ello. Es necesario permitir que haya variantes a los cambios que se hacen, poniendo a los soldados en situaciones mortales, de manera que combatan de forma espont�nea y se ayuden unos a otros codo con codo: �ste es el camino de la seguridad y de la obtenci�n de una victoria cierta.

La mejor organizaci�n es hacer que se exprese el valor y mantenerlo constante. Tener �xito tanto con tropas d�biles como con tropas aguerridas se basa en la configuraci�n de las circunstancias.

Si obtienes la ventaja del terreno, puedes vencer a los adversarios, incluso con tropas ligeras y d�biles; �cu�nto m�s te ser�a posible si tienes tropas poderosas y aguerridas? Lo que hace posible la victoria a ambas clases de tropas es las circunstancias del terreno.

Por lo tanto, los expertos en operaciones militares logran la cooperaci�n de la tropa, de tal manera que dirigir un grupo es como dirigir a un solo individuo que no tiene m�s que una sola opci�n.

Corresponde al general ser tranquilo, reservado, justo y met�dico.

Sus planes son tranquilos y absolutamente secretos para que nadie pueda descubrirlos. Su mando es justo y met�dico, as� que nadie se atreve a tomarlo a la ligera.

Puede mantener a sus soldados sin informaci�n y en completa ignorancia de sus planes.

Cambia sus acciones y revisa sus planes, de manera que nadie pueda reconocerlos. Cambia de lugar su emplazamiento y se desplaza por caminos sinuosos, de manera que nadie pueda anticiparse.

Puedes ganar cuando nadie puede entender en ning�n momento cu�les son tus intenciones.

Dice un Gran Hombre: "El principal enga�o que se valora en las operaciones militares no se dirige s�lo a los enemigos, sino que empieza por las propias tropas, para hacer que le sigan a uno sin saber ad�nde van." Cuando un general fija una meta a sus tropas, es como el que sube a un lugar elevado y despu�s retira la escalera. Cuando un general se adentra muy en el interior del territorio enemigo, est� poniendo a prueba todo su potencial.

Ha hecho quemar las naves a sus tropas y destruir sus casas; as� las conduce como un reba�o y todos ignoran hacia d�nde se encaminan.

Incumbe a los generales reunir a los ej�rcitos y ponerlos en situaciones peligrosas. Tambi�n han de examinar las adaptaciones a los diferentes terrenos, las ventajas de concentrarse o dispersarse, y las pautas de los sentimientos y situaciones humanas.

Cuando se habla de ventajas y de desventajas de la concentraci�n y de la dispersi�n, quiere decir que las pautas de los comportamientos humanos cambian seg�n los diferentes tipos de terreno.

En general, la pauta general de los invasores es unirse cuando est�n en el coraz�n del territorio enemigo, pero tienden a dispersarse cuando est�n en las franjas fronterizas. Cuando dejas tu territorio y atraviesas la frontera en una operaci�n militar, te hallas en un terreno aislado.

Cuando es accesible desde todos los puntos, es un terreno de comunicaci�n.

Cuando te adentras en profundidad, est�s en un terreno dif�cil. Cuando penetras poco, est�s en un terreno ligero.

Cuando a tus espaldas se hallen espesuras infranqueables y delante pasajes estrechos, est�s en un terreno cercado.

Cuando no haya ning�n sitio a donde ir, se trata de un terreno mortal.

As� pues, en un terreno de dispersi�n, yo unificar�a las mentes de los soldados. En un terreno ligero, las mantendr�a en contacto. En un terreno clave, les har�a apresurarse para tomarlo. En un terreno de intersecci�n, prestar�a atenci�n a la defensa. En un terreno de comunicaci�n, establecer�a s�lidas alianzas. En un terreno dif�cil, asegurar�a suministros continuados. En un terreno desfavorable, urgir�a a mis tropas a salir r�pidamente de �l. En un terreno cercado, cerrar�a las entradas. En un terreno mortal, indicar�a a mis tropas que no existe ninguna posibilidad de sobrevivir.

Por esto, la psicolog�a de los soldados consiste en resistir cuando se ven rodeados, luchar cuando no se puede evitar, y obedecer en casos extremos.

Hasta que los soldados no se ven rodeados, no tienen la determinaci�n de resistir al enemigo hasta alcanzar la victoria. Cuando est�n desesperados, presentan una defensa unificada.

Por ello, los que ignoran los planes enemigos no pueden preparar alianzas.

Los que ignoran las circunstancias del terreno no pueden hacer maniobrar a sus fuerzas. Los que no utilizan gu�as locales no pueden aprovecharse del terreno. Los militares de un gobierno eficaz deben conocer todos estos factores.

Cuando el ej�rcito de un gobierno eficaz ataca a un gran territorio, el pueblo no se puede unir. Cuando su poder sobrepasa a los adversarios, es imposible hacer alianzas.

Si puedes averiguar los planes de tus adversarios, aprov�chate del terreno y haz maniobrar al enemigo de manera que se encuentre indefenso; en este caso, ni siquiera un gran territorio puede reunir suficientes tropas para detenerte.

Por lo tanto, si no luchas por obtener alianzas, ni aumentas el poder de ning�n pa�s, pero extiendes tu influencia personal amenazando a los adversarios, todo ello hace que el pa�s y las ciudades enemigas sean vulnerables.

Otorga recompensas que no est�n reguladas y da �rdenes desacostumbradas.

Considera la ventaja de otorgar recompensas que no tengan precedentes, observa c�mo el enemigo hace promesas sin tener en cuenta los c�digos establecidos.

Maneja las tropas como si fueran una sola persona. Empl�alas en tareas reales, pero no les hables. Mot�valas con recompensas, pero no les comentes los perjuicios posibles.

Emplea a tus soldados s�lo en combatir, sin comunicarles tu estrategia. D�jales conocer los beneficios que les esperan, pero no les hables de los da�os potenciales. Si la verdad se filtra, tu estrategia puede hundirse. Si los soldados empiezan a preocuparse, se volver�n vacilantes y temerosos.

Col�calos en una situaci�n de posible exterminio, y entonces luchar�n para vivir. Ponles en peligro de muerte, y entonces sobrevivir�n. Cuando las tropas afrontan peligros, son capaces de luchar para obtener la victoria.

As� pues, la tarea de una operaci�n militar es fingir acomodarse a las intenciones del enemigo. Si te concentras totalmente en �ste, puedes matar a su general aunque est�s a kil�metros de distancia. A esto se llama cumplir el objetivo con pericia.

Al principio te acomodas a sus intenciones, despu�s matas a sus generales: �sta es la pericia en el cumplimiento del objetivo.

As�, el d�a en que se declara la guerra, se cierran las fronteras, se rompen los salvoconductos y se impide el paso de emisarios.

Los asuntos se deciden rigurosamente desde que se comienza a planificar y establecer la estrategia desde la casa o cuartel general.

El rigor en los cuarteles generales en la fase de planificaci�n se refiere al mantenimiento del secreto.

Cuando el enemigo ofrece oportunidades, aprov�chalas inmediatamente.

Ent�rate primero de lo que pretende, y despu�s antic�pate a �l. Mant�n la disciplina y ad�ptate al enemigo, para determinar el resultado de la guerra. As�, al principio eres como una doncella y el enemigo abre sus puertas; entonces, t� eres como una liebre suelta, y el enemigo no podr� expulsarte.

El Arte de la Guerra y la Estrategia


Estrategias desde la antigüedad hasta el presente explicadas de forma sencilla.

- Cómo vencer sin luchar.
- Estrategas y estratagemas.


Este libro sobre el arte de la guerra y la estrategia le va a ser muy útil porque trata sobre la lucha y el conflicto. Puesto que a lo largo de nuestra existencia
todos entramos en pugna con otras personas, es bueno conocer la estrategia para resolverlos. La estrategia preferible de hacerlo es la negociación, pero no siempre funciona.

Si elige participar en un conflicto, lo mejor es ganar cuanto antes con el mínimo daño propio y a ser posible, del adversario.

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