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EL ARTE DE LA ESTRATEGIA

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El Arte de la Guerra. Sun Tzu - Sobre el enfrentamiento directo e indirecto

Estrategias de Oriente > China > El Arte de la Guerra. Sun Tzu


El Arte de la Guerra. Sun Tzu.
Batalla de Rocroi.
Fotograma de la pel�cula Alatriste.

En el arte de la guerra, Sun Tzu dice: La regla ordinaria para el uso del ej�rcito es que el mando del ej�rcito reciba �rdenes de las autoridades civiles y despu�s re�ne y concentra a las tropas, acuartel�ndolas juntas. Nada es m�s dif�cil que la lucha armada.

Luchar con otros cara a cara para conseguir ventajas es lo m�s arduo del mundo.

La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas.

Mientras que das la apariencia de estar muy lejos, empiezas tu camino y llegas antes que el enemigo.

Por lo tanto, haces que su ruta sea larga, atray�ndole con la esperanza de ganar. Cuando emprendes la marcha despu�s que los otros y llegas antes que ellos, conoces la estrategia de hacer que las distancias sean cercanas.

S�rvete de una unidad especial para enga�ar al enemigo atray�ndole a una falsa persecuci�n, haci�ndole creer que el grueso de tus fuerzas est� muy lejos; entonces, lanzas una fuerza de ataque sorpresa que llega antes, aunque emprendi� el camino despu�s.

Por consiguiente, la lucha armada puede ser provechosa y puede ser peligrosa.

Para el experto es provechosa, para el inexperto peligrosa.

Movilizar a todo el ej�rcito para el combate en aras de obtener alguna ventaja tomar�a mucho tiempo, pero combatir por una ventaja con un ej�rcito incompleto tendr�a como resultado una falta de recursos.

Si te movilizas r�pidamente y sin parar d�a y noche, recorriendo el doble de la distancia habitual, y si luchas por obtener alguna ventaja a miles de kil�metros, tus jefes militares ser�n hechos prisioneros. Los soldados que sean fuertes llegar�n all� primero, los m�s cansados llegar�n despu�s - como regla general, s�lo lo conseguir� uno de cada diez.

Cuando la ruta es larga las tropas se cansan; si han gastado su fuerza en la movilizaci�n, llegan agotadas mientras que sus adversarios est�n frescos; as� pues, es seguro que ser�n atacadas.

Combatir por una ventaja a cincuenta kil�metros de distancia frustrar� los planes del mando, y, como regla general, s�lo la mitad de los soldados lo har�n.

Si se combate por obtener una ventaja a treinta kil�metros de distancia, s�lo dos de cada tres soldados los recorrer�n.

As� pues, un ej�rcito perece si no est� equipado, si no tiene provisiones o si no tiene dinero.

Estas tres cosas son necesarias: no puedes combatir para ganar con un ej�rcito no equipado, o sin provisiones, lo que el dinero facilita.

Por tanto, si ignoras los planes de tus rivales, no puedes hacer alianzas precisas.

A menos que conozcas las monta�as y los bosques, los desfiladeros y los pasos, y la condici�n de los pantanos, no puedes maniobrar con una fuerza armada. A menos que utilices gu�as locales, no puedes aprovecharte de las ventajas del terreno.

S�lo cuando conoces cada detalle de la condici�n del terreno puedes maniobrar y guerrear.

Por consiguiente, una fuerza militar se usa seg�n la estrategia prevista, se moviliza mediante la esperanza de recompensa, y se adapta mediante la divisi�n y la combinaci�n.

Una fuerza militar se establece mediante la estrategia en el sentido de que distraes al enemigo para que no pueda conocer cu�l es tu situaci�n real y no pueda imponer su supremac�a. Se moviliza mediante la esperanza de recompensa, en el sentido de que entra en acci�n cuando ve la posibilidad de obtener una ventaja. Dividir y volver a hacer combinaciones de tropas se hace para confundir al adversario y observar c�mo reacciona frente a ti; de esta manera puedes adaptarte para obtener la victoria.

Por eso, cuando una fuerza militar se mueve con rapidez es como el viento; cuando va lentamente es como el bosque; es voraz como el fuego e inm�vil como las monta�as.

Es r�pida como el viento en el sentido que llega sin avisar y desaparece como el rel�mpago. Es como un bosque porque tiene un orden. Es voraz como el fuego que devasta una planicie sin dejar tras s� ni una brizna de hierba. Es inm�vil como una monta�a cuando se acuartela.

Es tan dif�cil de conocer como la oscuridad; su movimiento es como un trueno que retumba.

Para ocupar un lugar, divide a tus tropas. Para expandir tu territorio, divide los beneficios.

La regla general de las operaciones militares es desproveer de alimentos al enemigo todo lo que se pueda. Sin embargo, en localidades donde la gente no tiene mucho, es necesario dividir a las tropas en grupos m�s peque�os para que puedan tomar en diversas partes lo que necesitan, ya que s�lo as� tendr�n suficiente.

En cuanto a dividir el bot�n, significa que es necesario repartirlo entre las tropas para guardar lo que ha sido ganado, no dejando que el enemigo lo recupere.

Act�a despu�s de haber hecho una estimaci�n. Gana el que conoce primero la medida de lo que est� lejos y lo que est� cerca: �sta es la regla general de la lucha armada.

El primero que hace el movimiento es el "invitado", el �ltimo es el "anfitri�n". El "invitado" lo tiene dif�cil, el "anfitri�n lo tiene f�cil". Cerca y lejos significan desplazamiento: el cansancio, el hambre y el fr�o surgen del desplazamiento.

Un antiguo libro que trata de asuntos militares dice: "Las palabras no son escuchadas, par eso se hacen los s�mbolos y los tambores. Las banderas y los estandartes se hacen a causa de la ausencia de visibilidad." S�mbolos, tambores, banderas y estandartes se utilizan para concentrar y unificar los o�dos y los ojos de los soldados. Una vez que est�n unificados, el valiente no puede actuar solo, ni el t�mido puede retirarse solo: �sta es la regla general del empleo de un grupo.

Unificar los o�dos y los ojos de los soldados significa hacer que miren y escuchen al un�sono de manera que no caigan en la confusi�n y el desorden. La se�ales se utilizan para indicar direcciones e impedir que los individuos vayan a donde se les antoje.

As� pues, en batallas nocturnas, utiliza fuegos y tambores, y en batallas diurnas s�rvete de banderas y estandartes, para manipular los o�dos y los ojos de los soldados.

Utiliza muchas se�ales para confundir las percepciones del enemigo y hacerle temer tu temible poder militar.

De esta forma, haces desaparecer la energ�a de sus ej�rcitos y desmoralizas a sus generales.

En primer lugar, has de ser capaz de mantenerte firme en tu propio coraz�n; s�lo entonces puedes desmoralizar a los generales enemigos. Por esto, la tradici�n afirma que los habitantes de otros tiempos ten�an la firmeza para desmoralizar, y la antigua ley de los que conduc�an carros de combate dec�a que cuando la mente original es firme, la energ�a fresca es victoriosa.

De este modo, la energ�a de la ma�ana est� llena de ardor, la del mediod�a decae y la energ�a de la noche se retira; en consecuencia, los expertos en el manejo de las armas prefieren la energ�a entusiasta, atacan la decadente y la que se bate en retirada. Son ellos los que dominan la energ�a.

Cualquier d�bil en el mundo se dispone a combatir en un minuto si se siente animado, pero cuando se trata realmente de tomar las armas y de entrar en batalla, es pose�do por la energ�a; cuando esta energ�a se desvanece, se detendr�, estar� asustado y se arrepentir� de haber comenzado. La raz�n por la que esa clase de ej�rcitos miran por encima del hombro a enemigos fuertes, lo mismo que miran a las doncellas v�rgenes, es porque se est�n aprovechando de su agresividad, estimulada por cualquier causa.

Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar el coraz�n.

A menos que tu coraz�n est� totalmente abierto y tu mente en orden, no puedes esperar ser capaz de adaptarte a responder sin l�mites, a manejar los acontecimientos de manera infalible, a enfrentarte a dificultades graves e inesperadas sin turbarte, dirigiendo cada cosa sin confusi�n.

Dominar la fuerza es esperar a los que vienen de lejos, aguardar con toda comodidad a los que se han fatigado, y con el est�mago saciado a los hambrientos.

Esto es lo que se quiere decir cuando se habla de atraer a otros hacia donde est�s, al tiempo que evitas ser inducido a ir hacia donde est�n ellos.

Evitar la confrontaci�n contra formaciones de combate bien ordenadas y no atacar grandes batallones constituye el dominio de la adaptaci�n.

Por tanto, la regla general de las operaciones militares es no enfrentarse a una gran monta�a ni oponerse al enemigo de espaldas a �sta.

Esto significa que si los adversarios est�n en un terreno elevado, no debes atacarles cuesta arriba, y que cuando efect�an una carga cuesta abajo, no debes hacerles frente.

No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas.

Si los adversarios huyen de repente antes de agotar su energ�a, seguramente hay emboscadas esper�ndote para atacar a tus tropas; en este caso, debes retener a tus oficiales para que no se lancen en su persecuci�n.

No consumas la comida de sus soldados.

Si el enemigo abandona de repente sus provisiones, �stas han de ser probadas antes de ser comidas, por si est�n envenenadas.

No detengas a ning�n ej�rcito que est� en camino a su pa�s.

Bajo estas circunstancias, un adversario luchar� hasta la muerte. Hay que dejarle una salida a un ej�rcito rodeado.

Mu�strales una manera de salvar la vida para que no est�n dispuestos a luchar hasta la muerte, y as� podr�s aprovecharte para atacarles.

No presiones a un enemigo desesperado.

Un animal agotado seguir� luchando, pues esa es la ley de la naturaleza.

Estas son las leyes de las operaciones militares.

El Arte de la Guerra y la Estrategia


Estrategias desde la antigüedad hasta el presente explicadas de forma sencilla.

- Cómo vencer sin luchar.
- Estrategas y estratagemas.


Este libro sobre el arte de la guerra y la estrategia le va a ser muy útil porque trata sobre la lucha y el conflicto. Puesto que a lo largo de nuestra existencia
todos entramos en pugna con otras personas, es bueno conocer la estrategia para resolverlos. La estrategia preferible de hacerlo es la negociación, pero no siempre funciona.

Si elige participar en un conflicto, lo mejor es ganar cuanto antes con el mínimo daño propio y a ser posible, del adversario.

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