En el arte de la guerra, Sun Tzu dice: Existen cinco clases de ataques mediante el fuego: quemar a las personas, quemar los suministros, quemar el equipo, quemar los almacenes y quemar las armas.
El uso del fuego tiene que tener una base, y exige ciertos medios. Existen momentos adecuados para encender fuegos, concretamente cuando el tiempo es seco y ventoso.
Normalmente, en ataques mediante el fuego es imprescindible seguir los cambios producidos por �ste. Cuando el fuego est� dentro del campamento enemigo, prep�rate r�pidamente desde fuera. Si los soldados se mantienen en calma cuando el fuego se ha declarado, espera y no ataques. Cuando el fuego alcance su punto �lgido, s�guelo, si puedes; si no, espera.
En general, el fuego se utiliza para sembrar la confusi�n en el enemigo y as� poder atacarle.
Cuando el fuego puede ser prendido en campo abierto, no esperes a hacerlo en su interior; hazlo cuando sea oportuno.
Cuando el fuego sea atizado par el viento, no ataques en direcci�n contraria a �ste.
No es eficaz luchar contra el �mpetu del fuego, porque el enemigo luchar� en este caso hasta la muerte.
Si ha soplado el viento durante el d�a, a la noche amainar�.
Un viento diurno cesar� al anochecer; un viento nocturno cesar� al amanecer.
Los ej�rcitos han de saber que existen variantes de las cinco clases de ataques mediante el fuego, y adaptarse a �stas de manera racional.
No basta saber c�mo atacar a los dem�s con el fuego, es necesario saber c�mo impedir que los dem�s te ataquen a ti.
As� pues, la utilizaci�n del fuego para apoyar un ataque significa claridad, y la utilizaci�n del agua para apoyar un ataque significa fuerza. El agua puede incomunicar, pero no puede arrasar.
El agua puede utilizarse para dividir a un ej�rcito enemigo, de manera que su fuerza se desuna y la tuya se fortalezca.
Ganar combatiendo o llevar a cabo un asedio victorioso sin recompensar a los que han hecho m�ritos trae mala fortuna y se hace merecedor de ser llamado avaro. Por eso se dice que un gobierno esclarecido lo tiene en cuenta y que un buen mando militar recompensa el m�rito. No moviliza a sus tropas cuando no hay ventajas que obtener, ni act�a cuando no hay nada que ganar, ni luchan cuando no existe peligro.
Las armas son instrumentos de mal augurio, y la guerra es un asunto peligroso. Es indispensable impedir una derrota desastrosa, y por lo tanto, no vale la pena movilizar un ej�rcito por razones insignificantes: Las armas s�lo deben utilizarse cuando no existe otro remedio.
Un gobierno no debe movilizar un ej�rcito por ira, y los jefes militares no deben provocar la guerra por c�lera.
Act�a cuando sea beneficioso; en caso contrario, desiste. La ira puede convertirse en alegr�a, y la c�lera puede convertirse en placer, pero un pueblo destruido no puede hac�rsele renacer, y la muerte no puede convertirse en vida. En consecuencia, un gobierno esclarecido presta atenci�n a todo esto, y un buen mando militar lo tiene en cuenta. �sta es la manera de mantener a la naci�n a salvo y de conservar intacto a su ej�rcito. |